Acariciar la esperanza
Corcovada y vieja usurera
Guardián terrible de esta ilusión.
Atrapar al vuelo esa tenue mariposa
Presunta prisionera de la luz
Y dejarme llevar por ese río que nunca desemboca.
Llegar a ser el testigo silencioso
Del parto eléctrico en las calles más sombrías
Hundir la mirada en ese suelo de serpientes
Sin verter la protesta
Ni la lágrima.
Acariciar la esperanza
Terrateniente insensible de este corazón resquebrajado
Buscar la limosna de un recuerdo
En todas esas calles que gritan tu nombre
En esos tugurios de alcohol y melodías dulzonas
Donde la nostalgia es cruel e invulnerable.
Acariciar
Eso sí
La esperanza.
© Alejandro Frías
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