En blanco y negro sueño
y me detengo en el sexo de un piano
y qué son las palabras...
y qué el silencio...
Suspiran mis manos
por ser la intimidad
eternamente verde,
dorada y fértil,
en la curva precisa de los escalones.
Soñar es dibujarse
con los ojos abiertos,
detenerse en el centro de la vida,
la mano tersa
y a la vez trabajadora.
© Alejandro Frías
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